La Sociedad invisible y su relación con el fracaso en los Negocios.


En el mundo empresarial, lo interesante son los números, las metas de ventas y las nuevas tecnologías. Pero hay algo más que no deberíamos ignorar, la crisis que viene y en la que vivimos no es tecnológica sino de confianza humana.
La soledad y la sensación de ser invisibles en tantas personas ha generado escasez de confianza, empatía y conexión entre nosotros (puedo apostar que si hiciéramos una encuesta entre la generación de mis abuelos y la mía sobre si las personas son dignas de confianza las respuestas positivas serían 50% menos como mínimo), tomando fuerza de manera amenazante. Como líderes, debemos entender que el éxito financiero está conectado con el crecimiento personal y social de cada uno y de nuestro entorno.
Este sentimiento de desconfianza puede llevar a un deseo de aislamiento que afecte tanto a las relaciones personales como a la salud de nuestra sociedad y empresas en general. Si las personas sienten que no son vistas o escuchadas, pueden volverse amargadas, resentidas y, en algunos casos, hasta violentas.
Para nosotros, como dueños de negocios, esto tiene implicaciones serias. Cuando las personas no se sienten valoradas, se crea un ambiente negativo que puede dañar la productividad y la moral en el lugar de trabajo. Además, una sociedad llena de desconfianza y resentimiento es una sociedad menos estable, lo que a largo plazo afecta también a nuestras empresas.
La política en el país muchas veces se convierte en una vía de escape para quienes buscan ser escuchados. Sin embargo, cuando la política se usa para canalizar el resentimiento (una forma cada vez mas en tendencia de hacer política en el mundo), en lugar de buscar objetivos que mejoren las cosas, solo se agravan los problemas. Movimientos basados en la ira y la falta de empatía dividen a la gente y crean más conflicto, lo que también puede afectar la estabilidad de la base de la economía en cualquier país, los negocios y por lo mismo la generación de empleos.
Ahora, más allá de la política y la economía, cuando las personas, se sienten rechazadas y marginadas, pueden ser vulnerables a influencias peligrosas. Aquellos que se sienten ignorados o despreciados por la sociedad son más propensos a buscar reconocimiento y poder en lugares destructivos, como la cultura del crimen. Esto se ve reflejado en el aumento de la criminalidad, donde jóvenes alienados encuentran en la violencia una forma de afirmarse y ser notados.
La falta de empatía y reconocimiento puede convertir a personas que hoy se sienten solas en los criminales del mañana al no encontrar un sentido de pertenencia y valor en su entorno pues recurren a actos de violencia que perpetúan un ciclo de dolor y venganza. La cultura popular, con series y canciones que glorifican el crimen, les ofrece una narrativa donde ser el villano es sinónimo de poder y reconocimiento, lo que puede llevar a consecuencias devastadoras para la sociedad en general.
Por eso, es fundamental que cómo empresarios promovamos un ambiente de apoyo y reconocimiento tanto para nuestros colaboradores como para sus familias. Cuando las personas se sienten valoradas en su trabajo, no solo son más productivas, sino que también contribuyen a una sociedad más unida. Y una sociedad más unida es, en última instancia, un mejor lugar para hacer negocios.
No podemos ignorar la crisis de soledad y desconexión que afecta a nuestra sociedad. Como líderes, tenemos la responsabilidad de crear entornos de trabajo donde las personas se sientan vistas y apreciadas. Esto no solo mejora la moral y la productividad, sino que también ayuda a construir una comunidad más fuerte y estable.
El éxito en los negocios no se trata solo de ganancias; también se trata de cómo tratamos a las personas. Al fomentar la empatía y el reconocimiento, no solo estamos haciendo lo correcto, sino que también estamos asegurando un futuro más próspero para todos. Es hora de que como empresarios tomemos un papel activo en sanar las divisiones en nuestra sociedad, comenzando por nuestras propias empresas, familias, allegados y desconocidos.