Entre el Control y la Empatía: El Delicado Equilibrio en los juegos del Crecimiento


Recién escuché a Catalina Goerke decir "Para crecer necesitamos romper los lugares de conformismo aprendiendo a usar la autenticidad, una de las herramientas más dolorosas de transformación y crecimiento, porque para ser auténtico se requiere romper lugares que no lo son". Esa frase, cargada de verdad y dolor, me cautivó, pues implica tomar decisiones basadas en la autoaceptación y el deseo de cambio, dos cualidades que raramente florecen sin haber tocado fondo o sin la aceptación -objetiva, sin culpa- de haber herido a otros, al menos en principio.
Hace unos años, permití que muchas cosas pasaran por encima de mí, refugiado en el cómodo papel de víctima, un papel que, debo confesar, aún me acompaña en aspectos de mi día, incluso sin darme cuenta, como supongo nos ocurre a todos de vez en cuando. Harto de esta situación, en algún momento decidí adoptar una mentalidad de eficiencia y eficacia, creyendo que ese sería el camino para salir del rol de víctima y recuperar un control que sentía perdido. Así, me sumergí en una obsesión por los resultados cegado por el narcótico del inconformismo.
Esta mentalidad me ayudó, es cierto. Superé dificultades, me recuperé emocionalmente de lo que en su momento sentí como abandonos, comprendiendo después que nadie me había abandonado, sino que cada quién ejerció su derecho a tomar las decisiones que consideraron mejores. Formé una empresa desde cero para salir de problemas económicos, retomé mi salud y tantas otras cosas. Sin embargo, en cierta manera, me aleje un poco de mi lado humano. Me obsesioné, y es que, para bien y para mal, la obsesión ha sido una de mis pasiones más profundas.
¿A qué me refiero con desconectar del lado humano? A qué, al verlo todo en tonos monocromáticos de eficiencia, perdí la capacidad de practicar –ojo, no de sentir– empatía. El riesgo de esta mentalidad de crecimiento surge cuando olvidamos la importancia del juego. Jugar no es solo una actividad, es un estado de la mente, una forma de ser. Somos más humanos cuando jugamos, pero si dejamos de celebrar al anotar un punto o de animar al otro cuándo lo hace, nos perdemos de la vida en el intento de progresar en la búsqueda de nuestras metas.
En mi caso, puedo hablar de mi faceta como esposo, padre, hijo, hermano, empresario, emprendedor, empleado, deportista, lector, amigo, músico, y tantas más. Pero entonces surge la pregunta: ¿Acaso eso es lo que soy? Parafraseando al gran Jorge Combe creo que la respuesta es no. Esas son solo actividades en las que me desenvuelvo, pero no me definen. Estoy aprendiendo a entender que puedo dejar de disfrutar estas facetas si paso todo el tiempo midiéndolas, o puedo verlas como juegos que juego simultáneamente, juegos que no me definen pero me ayudan a crecer pase lo que pase pues si un día fallo o toca entender que es hora de renunciar al concepto de jugar en alguno de estos juegos no sería menos por ya no ser esposo o dueño de negocio, de hecho es posible que esa experiencia me oriente a crecer y decidir jugar otro juego, algo nuevo , a veces perder o estar perdiendo de vez en cuando en un juego te enseña más que ganarlo pues te lleva a nuevos desafíos que te hacen crecer y te ayudan en el objetivo final: Ser mejor cada dia.
Confiar es construir lentamente, y estos juegos son infinitos. Son juegos en los que no se participa para ganar, sino para crecer. Si en tu trabajo el marcador más importante es el dinero, fácilmente serás corruptible y dejarás de crecer. ¡Qué tristeza sería que tu objetivo final sea simplemente saber de dónde tomar más! Si en tu pareja el marcador es la cantidad de veces que ganas una discusión, o te impones; si con tus hijos lo más importante es cuánto te temen; si con los libros lo que más te importa es cuánto puedes alardear sobre ellos, entonces necesitas recalibrar tu estrategia de juego. El marcador más importante en todos ellos debería ser cuánto estás creciendo como persona mientras te pones al servicio de los demás.
Para terminar, te dejo con algunas preguntas: ¿Cómo estás jugando estos juegos? ¿Te definen y estás bajo su poder, o eres tú quien los define para que te ayuden a crecer como persona? ¿Estas dejando pasar la oportunidad de practicar el equilibrio entre la empatía, metas, el respeto a los demás y quién eres? Mi consejo es que aprendas a ponerte objetivos (hablare de esto en otro articulo) en cada uno de los juegos que juegues, que te obsesiones con la disciplina para lograrlas sin que estos te definan como persona recuerda que “NO SE TRATA DE MORIR FRUSTRADO TRATANDO DE HACER ALGO QUE TE HAGA FELIZ -La felicidad no es constante en nada ni proviene de afuera- SINO DE HACER AQUELLO EN LO QUE TENGAS LA VOLUNTAD DE DIVERTIRTE CRECIENDO CUANDO ATRAVIESES LOS RETOS QUE CONLLEVA”.